Marcados por el "método finlayano" --aunque la revolución nos transformó de mosquitos en gusanos, pero se trata de lo mismo-- casi siempre intentamos poner límites al otro (adversario, enemigo, clasificamos según nuestras pasiones) a través de esa política de "control de focos", la misma que propuso (¿o alimentó?) don Fernando Ortiz contra brujos y ñáñigos. El ajiaco siempre será selectivo. A menos que no olvidemos el Ur-Fascismo de Umberto Eco, o lo tengamos en cuenta... concepto manoseado que el italiano "limpia y tipifica", sin tantos rodeos.
Una comunidad de seres donde perdonar no implica olvidar.
Una comunidad de seres para aliviar un poco al menos el daño antropológico de sesenta y cuatro años --y todavía el que venimos arrastrando desde la "fundación construcción de la cultura (nación) cubana".
Por supuesto, quedan siempre los micro-fascismos. De ahí que el "trabajo" comience por la cocina, es decir, hacia el interior de nosotros mismos. Un proceso interno o interior de la conciencia-consciencia, ¿quién lo realizará por nosotros? Claro está, sin olvidar que el lenguaje o la lengua-pensamiento nos pliega y repliega como cinta de moebius devenida guillotina u horca. El Significante como amo.
Una comunidad de seres donde perdonar no implica olvidar. Una comunidad de seres para aliviar un poco al menos el daño antropológico de sesenta y cuatro años --y todavía el que venimos arrastrando desde la "fundación construcción de la cultura (nación) cubana".
De la banalidad del mal a la banalidad del bien.
Regresando a la figura 13, comunidad de seres, ¿qué nos dice esta segunda línea, la partida, la yin, oscura o femenina, lo receptor, lo que acoge? Este trazo se reconoce como el gobernante de la figura. Nos previene de no forzar los encuentros y de seres reunidos por causa de sus antepasados.
Cada mutación lleva su tiempo. Sería un error, indica esta segunda línea, considerar como positiva cualquier relación solamente porque esté basada o solidificada por la costumbre o se considere ya consensuada, sin peligro, dentro del grupo o dentro de uno mismo, sin que se ejerza un pensamiento crítico en torno a "eso" que ya damos por sentado. Esta línea femenina --lo femenino se asocia con la sabiduría y lo masculino con el método-- nos invita a liberarnos --o superar, dejar atrás-- los vínculos, ideas y hasta convicciones que se han vuelto familiares y que en rigor están frenando nuestra "libertad individual".
Richard Wilhelm:
"Seis en el segundo puesto significa: Comunidad con hombres en el clan: humillación. Aquí aparece el peligro de un partido separatista, basado en intereses personales y egoístas. Semejantes partidismos exclusivistas, que no ofrecen lugar a todos, que necesariamente condenan a una parte de los hombres con el fin de juntar a los restantes, tienen su origen en motivos bajos y, por lo tanto conducen a la larga, a la humillación".
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